ANTIKRUDEL

"música y magia... viejos amigos conocieron nuevos, las manos se tocaron, los cuerpos se entrelazaron, las mentes se expandieron y, en un minúsculo punto de nuestra Tierra, el amor y la paz se convirtieron en realidad"

12 marzo 2006

Raves con encanto que pueden dejar de serlo: Byron Bay




Extraído de la pagina de Unesco

Conmoción en Byron Bay
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Sebastian Chan, periodista, profesor y organizador de eventos de música electrónica con el sistema sonoro Sub Bass Snarl. Para más información: http://www.snarlo.org

Ecologistas y grupos de tecno se unen en la sabana australiana para conjugar acción política y expresión artística. Pero la llegada de raudales de turistas puede aguarles la fiesta.

Al adentrarse dos horas y media en automóvil por la densa sabana australiana se ven luces de colores titilando en la cima de una colina mientras el estruendo grave de los bajos invade la inmensidad del bosque. En el rigor del verano, la sabana que rodea Byron Bay, en el centro-este del país, vibra gracias a las fiestas tecno. A años luz de los clubes cerrados que acaparan la música electrónica en Sydney y otras grandes ciudades australianas, esos eventos ofrecen una vía de escape de la ciudad y un toque de política social. Aunque los grandes espacios brindan la libertad necesaria para combinar la actividad artística con la acción política, la afluencia de turistas extranjeros podría frenar el ímpetu de esas manifestaciones.

En cierto modo, fue el turismo el que dio origen al ambiente tecno local. A raíz de la explosión del rave que se produjo en el Reino Unido en 1989, los turistas británicos exportaron a Australia nuevas ideas y formas musicales que se superpusieron a las grandes fiestas gay que se celebraban aquí desde comienzos de los ochenta. Los recién llegados organizaron encuentros underground utilizando las mismas tácticas que empleaban para eludir a la policía en su país: publicidad discreta y anuncio del lugar por teléfono y de noche. Abrieron grandes tiendas de discos importados y se convirtieron en los disc-jockeys más destacados. Pero los australianos recuperaron el sector en 1991-1992, cuando, cada fin de semana, cuatro o más macrofiestas llegaban a congregar a varios miles de personas cada una.

Mientras tanto The Vibe Tribe, un grupo de ex punks, okupas y activistas, empezó a organizar fiestas de entrada libre en los espacios públicos de Sydney y a practicar el activismo comunitario con la energía propia del rave. Sus miembros iniciaron también acciones para recaudar fondos y se aliaron con grupos ecologistas locales a fin de crear conciencia sobre temas como los derechos de los indígenas sobre la tierra, el uso de espacios públicos para fines privados y el desarme nuclear. En Byron Bay, grupos como Electric Tipi hicieron lo propio. La música electrónica se integró en numerosos ámbitos, desde festivales comunitarios a acciones de protesta como Reclaim the Streets in Sydney (Reclamen las calles de Sydney); en los cruces de carreteras importantes se instalaron equipos sonoros que atrajeron a millares de ravers espontáneos a fin de denunciar por ejemplo los efectos nocivos de la industria automotriz en el medio ambiente.

Pero, en 1995, una reglamentación represiva y varias redadas policiales obligaron a los ravers a replegarse en clubes. El Vibe Tribe se disolvió y algunos de sus miembros, como Kol Diamond, partieron a Byron Bay. “En los últimos veinte años Byron se ha convertido en el centro neurálgico de un estilo de vida alternativo en este país”, explica Diamond. “Las diversas subculturas hippies y los verdes capitalistas se mezclan libremente con los gurús de la New Age. Se sientan en cafés bohemios a hablar de política o de semillas genéticamente modificadas y se pasan el día haciendo surf. El ayuntamiento está en manos de los Verdes, la prensa local es crítica frente a las grandes empresas capitalistas, y al parecer comparte con toda la ciudad el propósito de mantener una estrategia de desarrollo de baja densidad y escaso impacto, en gran parte porque Byron Bay depende totalmente del turismo.”
Diamond contribuyó a desarrollar la cultura musical instalando estudios de grabación y una firma discográfica, Organarchy. Los pequeños raves de los años noventa son ahora manifestaciones periódicas que atraen a cientos de aficionados de Sydney, Melbourne y otras latitudes gracias a Internet.

Chris Gibson, profesor de geografía en la Universidad de Nueva Gales del Sur y loco por el rave, pasó seis meses estudiando la política musical de Byron Bay. “El debate en Byron es si hay que orientarse hacia el mercado turístico o concentrarse en el mercado local”, afirma. “Pero el problema es saber si las reivindicaciones políticas locales pueden conciliarse con la mentalidad propia del turismo musical.”
Tomemos el ejemplo de una recaudación de fondos por el disc-jockey local para acciones de protesta por la destrucción de los bosques. ¿A esos turistas les preocupa realmente el bosque o sólo les atrae el carácter “alternativo” del evento?,¿La vida diaria de Byron quedará borrada por la música?

Diamond no cree que sea para tanto. “Tal vez ése fuera el riesgo hace cuatro años, cuando un grupo muy competente de disc-jockeys y promotores internacionales del trance invadieron esta región buscando un punto de apoyo desde donde explotar sus programas. Pronto se puso muy de moda venir a Byron, pero vivir aquí seguía siendo muy caro en comparación con la India y Tailandia, de modo que sólo los que aspiraban realmente a una vía ecológica permanecieron en la bahía.”

El debate sobre el turismo está saliendo de la comunidad musical para alimentar un conflicto con las autoridades locales. Las tensiones surgieron durante los preparativos de una concentración tecno para celebrar el año 2000. Según Diamond, “existía la amenaza de que tres fiestas tecno atrajeran más público que los festejos oficiales”.

Para empezar, la municipalidad no obtiene ningún ingreso con ese tipo de fiestas, y como cada cual trae el alcohol que bebe, nadie visita los bares de la ciudad. De hecho, las enérgicas medidas tomadas contra los rave en Sydney en 1995 se debieron esencialmente a presiones de la industria alcoholera. Por eso, en Byron no sorprendió “el acoso policial en las fiestas hasta el amanecer, que se tradujo en la confiscación del equipo y en denuncias contra los responsables” como explica Diamond.

El número de fiestas disminuye cuando llega el mal tiempo, por lo que la población de Byron está a la expectativa de la evolución del clima político. Mientras tanto, Organarchy trabaja para aumentar la producción musical local y reforzar la independencia artística y política. “Todo depende del desarrollo local”, estima Diamond, “lo que tiende a la mundialización, ya sea la música, la industria o el turismo, apesta a consumismo desenfrenado”. El desafío es saber si ello es compatible con un aumento del turismo.



La música es nuestro testigo y nuestro aliado. Llevar el compás es como una confesión que reconoce, cambia y conquista el tiempo. La historia se convierte entonces en un traje que podemos ponernos y compartir, y no en un manto para escondernos; así nos hacemos amigos del tiempo.

James Baldwin, escritor estadounidense (1924-1987)

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2 Commentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Hola, espero que no te importe que use alguna parte de información que escribiste,para mi foro, me resultó bastante interesante!
Tienes un webblog muy currado!

9:55 p. m.  
Blogger planto dijo...

me alegra que te guste el blog tiffanie,

Comentarte que eres libre de hacer con la informacion de este blog todo lo que creas conveniente de hecho me encantara que se difunda.

Salud

12:25 p. m.  

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